martes, 23 de junio de 2015

El final del principio

El final del principio


Muchos años mirando hacia dentro, quizás toda mi vida. Buscando respuestas a las profundidades de mi alma, escarbando en la esencia de mi ser. Y por suerte, en el camino me he encontrado con muchas cosas, situaciones y personas que han hecho del dolor aprendizaje y de la alegría, fortaleza.
Pero hoy quiero centrarme en un agradecimiento concreto.
Me he pasado muchos años practicando desde la ignorancia absoluta. Con ello no quiero decir que ahora sea sabia ni mucho menos, pero sí que soy consciente de esa ignorancia.
Muchas horas repitiendo asanas sin saber hacia dónde me llevaba aquello, cual era el sentido, la meta, o el camino. Evidentemente intuía cosas; otras veces me basaba en lo que había leído o escuchado, sin referencia ni criterio; pero yo quería, mejor dicho, necesitaba saber el "porqué", el sentido profundo de todo aquello, necesitaba llegar a la raíz.



Un verano, con el deseo ardiente y la curiosidad, me compré un libro. "La luz sobre el Yoga" de B.K.S. Iyengar, el único nombre que me sonaba entonces y el único yoga que había podido experimentar. Recuerdo ese verano perfectamente, me pasaba las tardes leyendo, estudiando, subrayando e intentando interpretar todas esas páginas en las que encontré un mundo fascinante. Me parecía un libro sagrado que intentaba desvelarme una infinidad de secretos escondidos. Quería experimentar, conocer y entender todo aquello.

Lo deseaba con toda mi alma, algo se encendió dentro de mí ese verano. Lo sentía en el centro de mi pecho, por debajo del esternón; y a día de hoy sé que justo ahí, en el 4º Chakra se encuentra la raíz del amor. 
Así que, resumiendo, me enamoré del Yoga, me enamoré de ese misticismo misterioso, de esa conexión intrínseca que existe en todo y que sentía tan cercana y natural.

Empecé buscando otro tipo de clases, sensaciones, energías..."Quiero meditar" me dije.Aparecí por inercia, "casualidad" o no sé qué en la escuela de "Yoga Orgánico" de Madrid. 

"-¿Por qué vienes aquí?-
-Porque quiero aprender a meditar, quiero aprender otras técnicas, investigar,...-
-No estás respondiendo a mi pregunta...¿Por qué vienes?-"

No supe responder, pero entendí perfectamente qué se refería. Algo de lo que ni yo misma era consciente me había llevado a querer buscar respuestas.
Con el tiempo entendí que las personas que acabamos practicando yoga, no es por casualidad, ni porque nos guste estirar, que también, pero siempre hay un sentido más profundo inconsciente.

Ese era mi sitio. Tras varias sesiones individuales empezó a salir mi inconsciente a borbotones, caos absoluto, todos mis patrones estaban cambiando, todo se movía dentro de mí. Un año después decidí meterme de lleno, coger el toro por los cuernos y empecé la formación, empecé a andar por el verdadero camino del autoconocimiento y volcar mi vida en ello.

Por supuesto, ni se me pasó por la cabeza ser profesora de Yoga, lo veía como algo sumamente complejo y lejano, algo que admiraba y respetaba profundamente y al mismo tiempo, que me asustaba, pero la vida te pone en el lugar en el que tienes que estar.

¿Qué podía enseñar de lo que llevamos dentro si no me entendía ni yo? ¿Si ni siquiera era consciente de mis propias ilusiones, percepciones, bloqueos y autoengaños?
Siempre me he considerado una persona bastante despierta espiritualmente, pero cuando todo ese mundo se abrió ante mí me di cuenta de que era un camino sin fin, eterno, una filosofía de vida que estaba dispuesta a emprender.

                                                                                                                                                  


Ya han pasado tres años desde entonces. El fin de semana nos hemos reunido para cerrar este ciclo, y abrir uno nuevo.
Durante estos tres años hemos conocido las debilidades y fortalezas de cada uno, nuestras profundidades y sombras. Hemos llorado y reído como los que más, nos hemos acompañado en nuestro propio descubrimiento y limpieza.
Y después de tres intensos, intensísimos años sólo puedo dar las gracias.


Gracias por la generosidad de compartir vuestras almas, por vuestra escucha activa, por ser tan valientes como para ejercer de espejos de otros siempre que ha sido necesario, espejos de miedos, flaquezas y también espejos de fortalezas y puntos fuertes que no somos capaces de ver. Gracias por estar y ser en toda vuestra plenitud, y por darme el espacio idóneo para ser puramente yo sin miedo, desnuda por completo, y aún así no sólo aguantarme sino también aceptarme y quererme como soy. Por enseñarme a amar de igual forma, desde la sinceridad, sin idealizar, desde la belleza de la realidad con sus luces y sus preciosas sombras, por hacerme cada día más humana, menos egoísta y más libre.
Por todas esas lágrimas compartidas que siempre nos sientan tan bien y por supuesto, por todas las risas cuando tenemos el día tonto pero que estamos "sembraos"!

Por este fin de semana en el que mirando hacia atrás me enorgullezco de vuestro inmenso crecimiento y evolución, de la inmensidad de cada uno de vosotros.
Gracias a Jose Manuel, nuestro maestro tan sincero y humano, por sacar lo mejor de nosotros y por la valentía de siempre implicarse hasta lo más profundo, por lidiar e incluso a veces pelear con todos.
( Un agradecimiento especial por mi parte por toda la guerra que te he dado!)

   
Gracias a todos porque sin vosotros, este camino que acaba de empezar no hubiese sido posible jamás.


Y ya que estoy de agradecimientos y agradecida, GRACIAS a todo los que leéis estas líneas porque también formais parte de mi "despertar interior".

Nunca perdamos nuestra esencia y compartámosla sin miedo.
Practiquemos la generosidad de ser y de dejar que sean.

¡GRACIAS!



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